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lunes, 11 de junio de 2012

Expertos venezolanos aseguran que el cigarrillo electrónico no es inocuo ni ayuda a dejar de fumar


El dispositivo conocido como cigarrillo electrónico ha sido objeto de nuevos mitos urbanos. Los más populares se refieren a su utilidad como supuesta alternativa o terapia para dejar de fumar y a su inocuidad, también supuesta, sobre la salud.
Ambas creencias son falsas, de acuerdo con estudios efectuados y testimonios de quienes han usado este artefacto, que se puso de moda en Venezuela hace cosa de un año, como consecuencia de la Resolución 030, emitida por el Ministerio para la Salud en marzo de 2011 para prohibir el humo de tabaco en espacios públicos y laborales.
Se trata de un cilindro con la apariencia de un cigarro normal, aunque un poco más largo. En lo que debería ser el filtro, el dispositivo posee un cartucho que se recarga como una batería y se llena con líquidos de distintos sabores y aromas. Cuando el usuario lo aspira, el líquido se va transformando en humo imitando la práctica de fumar.
“Es un producto de esnobismo que llegó al país desde Europa y Estados Unidos. El Instituto Nacional de Higiene ha evaluado los componentes del líquido y comprobó que tiene nicotina, así que en realidad se trata de una modalidad de consumo de tabacodisfrazada”, calificó sobre el tema la coordinadora del Programa Nacional Antitabáquico, Melina Herrera, en una entrevista con AVN.
De hecho, el Ministerio para la Salud emitió este año una alerta sanitaria que prohibe la venta, promoción y comercialización del cigarrillo electrónico, “por cuanto no ha sido demostrada su eficacia ni efectos terapéuticos en el tratamiento para dejar de fumar, ni se ha verificado la calidad e inocuidad de sus ingredientes”, dice la norma.
“A mí no me sirvió”

Tamaira Conde, de 41 años, acudió al cigarrillo electrónico tras conocer de su fama como terapia para fumar “sólo en apariencia, pero sin aspirar nicotina”, según le aconsejaron.
“Te quita un poco la ansiedad porque aspiras y expulsas humo, pero no dejé de fumar con ese cigarro. Ahora estoy tomando un tratamiento con medicamento para lograrlo, porque una tos me obligó a ir al médico y los resultados me asustaron mucho”, testificó la dama.
Este dispositivo se vendía en establecimientos como La Casa del Fumador a un costo que oscilaba entre 1.300 y 2.000 bolívares. Otras personas lo han comprado por internet. Sea cual sea la opción, parece que es una moda costosa.
Más allá del golpe a las finanzas del fumador, la práctica implica riesgos más serios, en virtud de algunos accidentes ocurridos con el dispositivo recargable, que han explotado en la boca de personas.
Este nuevo producto, su uso y consecuencias fueron objeto de debate durante una jornada científica organizada por el Instituto Nacional de Higiene (INH), el pasado 24 de mayo, a propósito del Día Internacional de no Fumar, que se celebra cada 31 de mayo en todo el mundo.
Beatriz Mosquera, del INH, mencionó el cigarrillo electrónico y al narguile o “pipa de agua” entre los nuevos riesgos de epidemia tabáquica: “Son dispositivos a los que se les quiere vestir de un halo inofensivo, pero en realidad pueden resultar hasta más dañinos que el cigarrillo”, apuntó la especialista.

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